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Ana Ibáñez
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12 nov. 2018
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Elie Saab, el modisto fenicio

Traducido por
Ana Ibáñez
Publicado el
12 nov. 2018

Pocos diseñadores significan tanto para su país y su cultura como Elie Saab. Decir que Elie Saab es una estrella de rock en su Líbano natal sería quedarse corto. Él es algo así como una institución cultural, es el diseñador que puso la fantasía fenicia en el mapa.
 

Elie Saab en su despacho ubicado en Beirut - FashionNetwork



El nombre de Saab aparece en todas las vallas publicitarias de Beirut y es raro el día que no aparece en alguno de los muchos periódicos nacionales de la cultura trilingüe libanesa, que incluye el árabe, el francés y el inglés. Sus diseños son el reflejo del crisol que es Líbano: una tierra de 7000 años de historia con influencias levantinas, asirias, romanas, cruzadas, otomanas, venecianas y francesas.
 
Su cuartel general desborda elegancia, ubicado en un edificio curvo de estilo racionalista en mármol travertino que parece transportado desde la Roma de 1930. En su oficina encontramos una estatua fenicia de mármol en perfecto estado junto a dos jarrones Napoleón III, posados sobre un elegante escritorio modernista.



La oficina central de Elie Saab en Beirut - FashionNetwork



Saab y su siempre refinada mujer, Claudine, tienen tres hijos, dos de ellos ya dentro del negocio de la moda, y viven una vida tranquila entre sus casas de Beirut, las montañas libanesas, Suiza y Francia. Su residencia principal en Beirut es un edificio otomano con lámparas de araña gigantescas de estilo veneciano y un tranquilo jardín cuyo sonido más fuerte es el que produce una antigua fuente situada en el centro del mismo.
 
Sin embargo, un almuerzo con Saab puede ser de todo menos tranquilo: clientes de siete mesas distintas se levantan para saludarlo cuando salía del restaurante franco-libanés Balthus, situado en el centro de Beirut. El centro, antes símbolo de la destrucción urbana, cuenta ahora con residencias en alza diseñadas por Norman Foster y Herzog y De Meuron, y con obras de Zaha Hadid y Renzo Piano en proyecto.
 


Elie y Claudine Saab con sus amigos en Balthus - FashionNetwork


Un día después de que Saab celebrase un brillante desfile de alta costura en el interior de la magnífica residencia de estilo otomano de los embajadores franceses, nos pusimos en contacto con el diseñador de 54 años para mantener una charla informal sobre cómo convertirse en modisto, dominar la alfombra roja, construir un imperio de la moda y, especialmente, sobre cuáles son las motivaciones de este autodidacta de la moda.
 
 
Fashion Network: La gente suele hablar de ti como un gran diseñador de Oriente Medio. ¿Crees que eso te encasilla?
 
Elie Saab: Nunca me he considerado oriental. Criarse en Líbano implica que eres una persona cosmopolita, no eres árabe ni europeo, sino una mezcla única de muchas cosas. Eso es lo que confiere nuestro encanto.
 
FN: ¿Cuáles fueron tus primeros pasos para convertirte en diseñador?
 
ES: Desde que tengo 9 años he querido hacer algo con mi talento y mi imaginación. Descubrí que cortar telas me resultaba muy fácil, al igual que diseñar. Durante la guerra civil (1975-1990) mi familia tuvo que abandonar su hogar y mi padre no gozaba de muy buena salud. Fue entonces cuando me di cuenta de que tenía que conseguir recursos para mi familia y sacar adelante a mis hermanos y hermanas. Comencé vistiendo a mis hermanas, primas y vecinas y el boca a boca fue impresionante.
 
A los 18 años me di cuenta de que tenía que ser más serio y abrí mi primer taller en 1982, justo el año más duro de la guerra. Celebré mi primer desfile en el Casino di Liban, el 2 noviembre de 1982. Abrí con un vestido tradicional libanés con una capa enorme con la bandera libanesa, el primero de unos 40 estilismos. Al día siguiente esa imagen estaba por todas partes. Si no era en la portada, aparecía en la contraportada de todos los periódicos del país.
 
FN: ¿Entonces te hiciste famoso muy joven?
 
ES: Traje una nueva elegancia y orgullo a Líbano en un momento muy complicado. Sin embargo, después de un tiempo, me di cuenta de que estaba en une boule de neige (una burbuja) y que necesitaba una mayor dimensión.
 
FN: ¿Cuándo decidiste venir a Europa?
 
ES: A finales de los años setenta me di cuenta de que había saturado mi región natal. Así que trasladé mi desfile a Roma en 1995 y estuve allí presentando seis colecciones. Pero la prensa internacional no va a Roma, así que me trasladé a París. Admito que me daba mucho miedo París, pero con las limitaciones de Roma tenía que intentarlo. Así que empecé a exhibir mis creaciones allí en enero de 1999. De momento todo bien, pero ya sabes que los franceses siempre tienen algo que decir. Sin embargo, las reacciones fueron mejores de lo que esperaba.
 
En un sentido, yo no necesitaba París. Incluso, traje a muchas de mis clientas conmigo a París. No estaba tomando el lugar de alguien más, pero la jugada valió la pena. En 2006 lancé oficialmente mi prêt-à-porter aquí también.
 
FN: ¿A qué contribuyes tu éxito?
 
ES: Mi esposa trabaja muy duro. Yo tengo mucha energía y también una idea clara de a dónde quería llegar.
 
FN: En cierto modo, saltaste al panorama internacional cuando Halle Berry lució un diseño de Elie Saab al recibir su Óscar en 2002. ¿No es así?
 
ES: Echando la vista atrás, en 1996, cuando abrimos nuestra oficina en Los Ángeles, Halle era una estrella emergente, no una superestrella. Pero sintió un flechazo por el vestido. ¡Y se lo puso! Y al final, por primera vez en la historia una mujer de color conseguía ganar un Óscar, fue un momento mágico.
 
Todo el mundo estaba encantado. Aunque, por supuesto, los franceses pensaban que era un insulto ser considerado un diseñador de la alfombra roja. Pero me siento muy orgulloso de aquello. A veces los franceses no entienden muy bien de qué va el juego.
 
FN: Entonces, las alfombras rojas son muy importantes para ti, ¿no?
 
ES: Me atrevería a decir que es como vestir a una mujer normal. Una gran actriz que camina por la alfombra no es lo mismo que una modelo de pasarela de piernas interminables. Me di cuenta de que las actrices no siempre pueden lucir la ropa de la manera ideal y que no siempre puedes controlarlo.
 
FN: ¿Qué importancia tiene el ready-to-wear en tu negocio?
 
ES: El RTW es tres veces más importante que la Alta Costura, aunque hay que tener en cuenta que la Alta Costura sigue siendo muy importante para nuestra casa. Siempre habrá mujeres que quieren Alta Costura, hay mujeres que insisten en el valor de lo único y por eso siempre la amarán. Es otra sensación. Tenemos clientas jóvenes de Rusia, China y América y oficinas en Londres, París y Beirut para darles servicio, y siempre estamos ocupados. Tengo un gran equipo trabajando para mí, con más de 50 personas en mi atelier, dos pisos más abajo.
 
FN: ¿Cuáles son tus planes para el futuro, además de crea una colección masculina Monsieur Elie Saab?
 
ES: El año que viene anunciaremos un montón de cosas. Estamos a punto de cerrar una colaboración. Trabajaremos en muchos proyectos, sobre todo masculinos, Actualmente, tenemos 200 puntos de venta en todo el mundo. Pero en 10 años, si Dios quiere, nos gustaría ser, como mínimo, 10 veces más grandes. Creo que lo conseguiremos.

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