Traducido por
Diana León Banda
Publicado el
23 feb. 2023
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El origami de Prada

Traducido por
Diana León Banda
Publicado el
23 feb. 2023

Japón siempre ha tenido una gran influencia en la moda italiana, y pocas veces más que esta temporada en Prada, en un desfile austero pero de gran autoridad, cuyo leit motif era el arte del origami.


Prada Otoño- Invierno 23 - FNW


Desde los primeros looks, primorosas faldas de seda blanca a media pantorrilla, adornadas con flores de origami, hojas y shurikens (estrellas ninja); y calzadas con zapatos de tacón inclinado con pétalos de origami de piel. Todo ello combinado con sencillos suéteres de cachemira de cuello redondo.
 
Siguiendo con el tema, las modelos desfilaron incluso con minifaldas de corte origami, combinadas con grandes blazers de ante.

Un ambiente marcial, dados los pantalones de oficial con pliegues delanteros y las camisas caqui, algunas de las cuales se extrapolaron a vestidos camiseros largos, tan largos que una modelo tuvo que sujetar la cola para poder caminar.
 
Las invitaciones al desfile anunciaban el plan de Prada, con un suntuoso libro sobre la última exposición de la Fondazione, Reciclando la belleza, una meditación sobre temas recurrentes en el clasicismo, junto a un lirio de Calla de tela blanca. La misma flor que florecía en una falda gris lucida por una hiperrubia Gigi Hadid.
 
En cuanto a la sastrería, todo fue digno de aplauso, especialmente una serie de blazers boyfriend oversized en cuero tratado para parecer piel de elefante, en tonos de rojo pecaminoso, antracita Stasi y azul cáscara de huevo. Esto, antes de que el desfile se desbordara con faldas y jerkins matelassés, con el logotipo de Prada a modo de ribete por fuera. Algo inédito en la moda de esta casa hasta hace poco.
 
En todo momento, un sentido ideal del volumen, nunca demasiado escenográfico, siempre favorecedor, hasta el abrigo de lona beige curvado que lució Kendall Jenner. Una de un elenco espléndido, maquillada con pestañas de tonos metálicos, que desfiló al son del clásico mordaz de Roxy Music, In Every Dream Home a Heartache.
 
Hubo un tiempo, casi durante una década, a principios de siglo, en que la mayoría de los entendidos en moda habrían dicho que Miuccia Prada era la diseñadora más influyente de la moda.
Esa época terminó cuando, justa o injustamente, la mayoría de esas mismas personas consideraron que el jugo creativo de Miuccia fluía mucho menos, y que estaba demasiado distraída con su Fondazione Prada.
 
Este jueves en Milán, sin embargo, la sensación predominante era que Miuccia, junto con su socio Raf Simons, había recuperado su papel de campeona de la moda. Uno de esos desfiles que los italianos describirían como 10 e lode, es decir, sobresaliente con distinción.
 
 

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