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Ana Ibáñez
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12 jun. 2019
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El gran regreso de Salvatore Ferragamo a la escena florentina

Traducido por
Ana Ibáñez
Publicado el
12 jun. 2019

Salvatore Ferragamo cerró con belleza la primera jornada del Pitti Uomo este martes por la noche con el primer desfile masculino de su director artístico, Paul Andrew. Para su regreso a las pasarelas florentinas, donde ya desfiló en el pasado, la marca eligió como escenario la plaza símbolo de la ciudad, la Plaza de la Señoría, cedida por primera vez para un evento de este tipo.


El Palazzo Vecchio sirvió como decorado de excepción para el desfile - Salvatore Ferragamo


En una coreografía perfectamente orquestada, al ritmo de éxitos de la década de los 80, como "Love is the Drug" de Roxy Music, "Fashion" de David Bowie o "I feel love" de Donna Summer, los modelos salían y entraban al Palazzo Vecchio para cruzar el escenario instalado a los pies del imponente edificio-fortaleza que ahora ocupa el ayuntamiento y a lo largo de la Loggia dei Lanzi.

Esbeltos, jóvenes o más maduros, los modelos destilaban frescura y ligereza, con gafas de sol o cintas en el pelo, añadiendo un toque informal a un espacio impregnado de historia, con gabardinas de colores o cortavientos que ondean con el viento de la tarde. Los estilismos, ya fuesen combinaciones de nylon o trajes high-tech, se sucedían uno tras otro proponiendo un aire deportivo pero elegante, con cazadoras de tejido de paracaídas fruncidas al cuello, parkas y chalecos de todas formas y tamaños.

Esta colección primavera-verano 2020 se inspira principalmente en los archivos de la casa (años 20, 30 y 40), renovados con un espíritu joven y cosmopolita. Comenzando con el legendario modelo de sandalias Rainbow, confeccionadas en 1938 por Salvatore Ferragamo para la actriz y cantante Judy Garland. Utilizando la misma paleta arcoíris de las sandalias, los 41 estilismos masculinos y los 16 femeninos fueron desfilando en un degradado de tonos que iba de los decolorados (verde desteñido, arena, crema) a los más intensos (óxido, caramelo, azul ultramar, naranja, púrpura o ciruela).

La ropa de trabajo y los trajes sastre se funden en un equilibrio ideal. Prendas cómodas y elegantes, clásicas y modernas, informales pero sofisticadas conforman el vestuario del nuevo hombre Ferragamo que posee una elegancia atemporal. Se pone una camiseta de piel ajustada sobre un pantalón de algodón blanco, con lo bajos discretamente cerrados con una cremallera vertical para poder ajustarlos a su gusto. La chaqueta motera amarilla con bolsillos de cremallera y el suéter ajustado de manga corta y aire retro se combinan con unos pantalones de cuero color tierra de Siena.

Una camisa de algodón azul fruncida a la espalda. Una chaqueta bomber con tela de gabardina mostaza con cintas de cuero a lo largo de las mangas se combina con un traje de algodón. "Es una colección muy transversal. Refleja a los clientes de la marca. Es multigeneracional, se dirige hombres de 17 a 70 años", explica Paul Andrew, que trabajó con el jefe de diseño de ropa masculina, Guillaume Meilland, con quien salió a saludar al final de desfile.

"¡Nunca encontrarás sudaderas ni logos gigantes en Ferragamo! Visto a un hombre joven y maduro al mismo tiempo, con clase y que aprecia el verdadero lujo de los productos bien hechos", añade. Todo reside en los detalles, como en estos bolsillos con cremallera extraíbles o ajustables gracias al borde enjaretado en el que va un pequeño cordón.


Salvatore Ferragamo


Pero el enfoque se puso sobre todo en los materiales, tal y como muestra este traje verde agua de piel trabajado con efecto papel. La marca realizó un gran trabajo de investigación mezclando la "alta tecnología" y la "alta artesanía", inyectando una buena dosis de innovación en los conocimientos tradicionales con forros técnicos, jerséis de algodón con efecto goma, etc.
 
En cuanto a los accesorios, Paul Andrew propone bolsos de piel de ciervo, bonitos, sencillos y funcionales, además de zapatillas de deporte con formas clásicas y sobrias, realzadas por una suela de goma ancha que sigue el diseño de la cuerda de las alpargatas. Estas alpargatas también se modernizan y se elaboran con gamuza y suela alta. Como el modelo "Kimo" de 1951 con empeine intercambiable, inspirado en los zapatos japoneses, que se actualiza al gusto de hoy.

Para las mujeres los vestidos son de encaje calado o macramé, con un espíritu muy años setenta. Al igual que los hombres, también llevan trajes y pantalones de cuero. En la parte final, el diseñador rindió homenaje al lugar con una serie de prendas estampadas con dibujos de la famosa fuente de Neptuno, situada en la plaza, cerca del Palazzo Vecchio.

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