Vimos cuatro desfiles el día de ayer en Campo Marte, lugar donde está funcionando toda una plataforma para mostrar moda y diseño, con dos afores para pasarela que se alternan. La noche se la llevaron las marcas/diseñador Lydia Lavín y JI+B, Jesús Ibarra+Bertoldo. Dos estilos de diseño completamente diferentes y al mismo tiempo unidos por elementos mexicanos que les otorgan el don de la identidad, de la diferencia en plena globalidad.

Pieza de JI+B - Fotos: Raúl González

Lydia Lavín presentó por primera vez en México su colección primavera verano 2011, el estreno fue hace unas semanas en la ciudad de Buenos Aires. El uso de textiles indígenas, ahora de la zona del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, resignificados por la forma como los incorpora a la pieza, sin que pierdan su identidad pero al mismo tiempo mirando al presente comercial y por tanto funcional. Colores cálidos y formas geométricas se entrelazan para dar origen a vestidos para cóctel y ropa casual con piezas que se pueden intercambiar, pues una de las claves de la diseñadora es el uso intensivo e intencional de contrastes.

Lydia Lavín - Fotos: Raúl González

Es verdad que a esta corriente del diseño mexicano, que afortunadamente no es la única porque también tenemos a los diseñadores y críticos de moda eurocéntricos, le falta lograr mayor capacidad de sintesis y de reproductibilidad de las piezas, pues el valor que les otorga ser únicas al mismo tiempo es una limitante en términos comerciales.

La colección presentada, durante el tercer dia de la semana de la moda y el diseño , por la firma JI+B corresponde igualmente a la temporada primavera verano del siguiente año, y fue presentada por primera vez en Mercedes-Benz Fashion Week de Berlín. Así que ayer estrenamos en México la colección aplaudida en el extranjero hace apenas unas semanas.

JI+B - Fotos: Raúl González

Es otro estilo, si tomamos en cuenta la colección anterior, es diríamos nosotros su propio estilo, pero con un agregado: lleva en sus entrañas el sello mexicano que la distingue de otras, que le da identidad, y si le añadimos la calidad, la perfección de los trazos, caídas y acabados, podemos darnos cuenta porque fue tan aplaudida. Pero ¿Cuáles son los elementos mexicanos que le dan origen y nacionalidad, que nos permiten verla en cualquier parte del mundo y decir: “esta colección es de origen mexicanocano”?

La respuesta está en las formas y en los colores: los diseñadores toman como base de inspiración el colorido y las formas onduladas del mar Caribe; el coral es la forma que recorre la colección. El color azul turquesa del mar Caribe es único en el mundo. La transparencia y contraste con la arena blanca es la otra clave que le da respuesta a nuestra anterior pregunta.

Vestidos cortos y largos, algunos conjuntos con pantalón, que le ponen sabor comercial a la colección y que a simple vista parecen totalmente reproducibles de manera industrial. Los Hot Shorts y sacos entallados igualmente podrian estar en cualquiera de los mejores aparadores de México.

Ambas colecciones adolecen de la misma debilidad comercial: son piezas únicas y por lo tanto su impacto en el consumidor de nivel medio alto es muy poco. Aquí está uno de los nudos, colocados dentro de una alforza, del diseño mexicano y especialmente de esta tendencia.

Los otros dos desfiles destacan por que uno fue el único del dia que presentó propuestas para el género masculino y el otro por su propuesta bicultural que también forma parte de la realidad de nuestros tiempos:

Lab Couture de los diseñadores Abraham, Leonardo y Rio - Fotos: Raúl González

Diseñadoras Isabelle Manhes y Sophie Massu de la marca Manhes&Massun - Fotos: Raúl González

Por Amador Ruvalcaba